Es un curso de apoyo básico que tiene ocho sesiones donde se enseña al creyente a vencer sus temores para presentar el evangelio bíblico de una forma sencilla y eficaz a los no creyentes.
1- Cultivando compasión por los perdidos
Piensa en la historia atemorizante que contó Jesús en Lucas 16 acerca de Lázaro y el hombre rico. Algunos creen que fue simplemente una parábola, mas Jesús empezó diciendo, “Había . . .” y habló de Lázaro por nombre. Así parecería que verdaderamente sí había un hombre llamado Lázaro y verdaderamente había un hombre rico quién terminó en los tormentos de un infierno muy real. Esto debe motivarnos a clamar en oración por los perdidos, y luego, con la ayuda de Dios, hacer desesperadamente todo en nuestro poder para alcanzarlos.
2- Descubriendo el secreto que el Infierno mejor guardó
La mayoría de los creyentes hoy no se horrorizan ante el pensamiento que la gente perdida alrededor de ellos perece. Así que esfuérzate por siempre mantener ese sentido de compasión en primer lugar en tu mente, porque eso te motivará mucho a testificar. El com- bustible que nos impulsa a compartir el evangelio debe ser nuestro agradecimiento a Dios por la cruz, combinado con una profunda preocupación por el terrible destino de los incrédulos.
3- Aprendiendo a vencer el temor
Por la mayor parte, estamos familiarizados con el concepto conocido como “evangelismo de amistad.” Esta es la idea que debemos ofrecer amistad a alguien y desarrollar una relación con la persona antes de testificarle. Pero, ¿cuánto tiempo debemos desarrollar la relación antes de hablarle de Dios?.
4- Practicando lo que predicas
Las escrituras nos dan entendimiento de nuestro enemigo. Nos dicen que no luchamos contra carne y sangre, sino contra fuerzas espirituales (vea Efesios 6:12). Esto, o es verdad, o no lo es. ¿Crees tú que los demonios (espíritus malignos) pueden bombardear tu mente con pensamien- tos negativos cuando se trata de buscar a los perdidos? ¿O crees que son meramente tus propios temores? Si crees que simplemente es tu mente, no te vas a molestar a ponerte toda la armadura de Dios según se nombra en Efesios 6. Mas, si entiendes que tenemos un enemigo en verdad real, entonces reconocerás la necesidad de una armadura en verdad real.
5- Elaborando el mensaje
¿Te ha ocurrido algo emocionante en cuanto a compartir tu fe? ¿Cómo está tu factor de temor? ¿Has podido resistir los pensamientos de desanimo? Recuerda siempre el lado positivo de los susurros del enemigo: el temor te puede mover a orar. Esta es una verdad maravillosa. Oir contínuamente las palabras “no puedes hacer esto” puede profundizar tu confianza en Dios. Por supuesto que no puedes hacerlo sin la ayuda de Dios. Que las rodillas temblorosas te lleven a ponerte de rodillas. Es entonces que lo negativo del temor viene a ser lo positivo de la oración.
6- Contestando las diez preguntas principales
Si podrías hacerle una pregunta a Dios, cara a cara, ¿cuál sería? Cuando le preguntaron a Hugh Hefner, él respondió, “Oh, creo que la pregunta que más quisiera saber es la pregunta relacionda con la vida después.Y la otra pregunta es del significado de todo". No tenemos necesidad de hacer esas preguntas, porque Dios ha dado Su Palabra como lámpara a nuestros pies y lumbrera a nuestro camino. Ilumina el camino para que sepamos qué hay delante de nosotros. La vida después de la muerte no es misterio alguno, a menos que lo hagamos un misterio por rehusar creer la verdad de las escrituras. Aquellos que rehusan creer se quedan en ignorancia y sin razón alguna para existir. Un actor bien conocido dijo que cuando se muere, sus últimas palabras serán, “Eso fue agradable. Me pregunto de qué se trató todo.” ¡Qué tragedia! Los impíos realmente tienen porqué estar totalmente miserables tanto en esta vida como también en la que sigue. .
7- Divulgando el mito del mensaje moderno
Considera al difunto Presidente Kennedy. Un momento estaba sentado en su limosina, sonriendo y saludando a los multitudes que le adoraban. El próximo momento estaba en la eternidad. Un veloz pedacito de metal lo envió allá en un segundo. Imagina que te llevaran atrás en el tiempo justo antes que se subiera en su limosina. No puedes detener el asesinato, pero sí puedes hablar con él por un momento acerca de su salvación eterna. ¿Te intimidarías tanto por su prestigio que te quedarías en silencio? ¡Claro que no! Sabes lo que le va a pasar. Miras más allá de la presidencia a la eternidad. Ignoras tus temores y lo miras en los ojos. Ves la fragilidad de la humanidad, y piensas como en un instante de tiempo será arrebatado a la muerte. En todo nuestro derredor, las personas se sonrien y se saludan. No están pensando en su salvación. No pueden ver lo invisible. No tienen concepto alguno de lo eterno. Pero tú sí. Tú sabes qué les espera. La muerte está.
8- Emprendiendo el vuelo
La Biblia nos dice que la vida eterna es el don gratuito de Dios. Puede venir a la humanidad solamente como regalo; nunca puede ser ganada. Aquellos que piensan que merecen la salvación están engañados. Creen que Dios es su amigo, un Ayudante en el cielo al que pueden llamar cuando tienen problemas. Sin embargo, la Biblia nos enseña lo contrario. Dice, que antes de venir a Cristo, Dios no es nuestro amigo—de hecho es nuestro enemigo. También nos dice que si venimos a ÉL con un corazón soberbio Él nos resistirá. Aún dice que nuestros pecados han hecho una separación entre nosotros y Dios, de manera que no oirá nuestras oraciones. Tales pensamientos ofenden un mundo descreído, pero son la verdad. Una forma de explicar nuestra relación a Dios es de considerar la ley civil. .
Este curso se toma al concluir el Nivel Básico de Estudio Inductivo
(Descubriendo las Escrituras)