Evangelismo Bíblico 

Evangelismo Bíblico 

Evangelismo Bíblico 

 

 

Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. (Juan 17:17 -19 RV 1960)

 

Cuando pensamos en la forma en que ha de evangelizarse al mundo, pensamos de inmediato en términos de organizaciones y métodos, eso, decimos, es lo que hace falta. El problema es difícil, por lo que hemos de sentarnos a dibujar una estrategia, a organizar una serie de comités. Luego hemos de considerar la forma en que podemos hacer que el mensaje sea atractivo.

El hombre moderno siempre tiende a pensar psicológicamente, de modo que es preciso abordarle de una forma en particular. Debemos estudiarlo, quizá sea positivo enviar a misioneros a que trabajen en fábricas a fin de que sepan cuál es la perspectiva de las personas a las que van a evangelizar. Es cuestión de estrategias comerciales, por lo que hemos de estudiar nuestros métodos con discernimiento para alcanzar una eficacia elevada.

Queremos saber lo que les gusta a las personas, especialmente a los jóvenes. ¿Les gusta algo de entretenimiento? Pues se lo damos si eso sirve para atraerlos. Luego debemos preparar y educar a los miembros de la iglesia con respecto a cómo evangelizar, hay que impartirles cursillos. Hoy día, pues, existe una tremenda actividad en la iglesia cristiana con respecto a la cuestión a la cuestión de la evangelización. En ocasiones aparece en los periódicos; nuestras publicaciones religiosas están llenas de ello y todo el interés recae en la organización. Creo que estaremos de acuerdo en que, por regla general, esa es la actitud de la Iglesia hoy día hacia el problema de la evangelización.

Pero podrás advertir el método de Nuestro Señor – ¡qué contraste más extraordinario! Ahí está el gran mundo, aquí un puñado de cristianos. Van a evangelizar al mundo, ¿cómo lo harás? ¿Qué es lo primero que deben considerar? Podrás advertir lo que pone Nuestro Señor en el primer lugar: no es ninguna de las cosas que he mencionado. En lugar de eso, se trata de la santificación: santifícalos, porque es preciso llevar a cabo la obra en ellos antes de que pueda llevarse a cabo en el mundo.

Nuestro Señor comienza por su propio pueblo y, según Él, lo más importante en la evangelización es que sus seguidores sean debidamente santificados. No sé qué te parecerá a ti, pero no hay nada que me horrorice tanto de la situación actual como la forma casi increíble en que los cristianos parecen desconocer casi por completo la enseñanza de las Escrituras con respecto a los métodos de evangelización: es como si las Escrituras ni siquiera se hubieran escrito. La Escritura se concentra en el mensajero; no en los métodos externos, sino en su carácter y su naturaleza, y en su relación con Dios.

 

Por Martin Lloyd Jones